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Foto del escritorJuan Igal @juanigal_

River se impuso en el Sur y conserva la punta pese a diez bajas


Tras un Superclásico emotivo, River tenía un desafío por delante: vencer a Banfield con diez bajas por distintas circunstancias. Podríamos sintetizar qué tan debilitado quedaba River con lesiones y jugadores convocados a sus selecciones nacionales diciendo que Gallardo contaba sin su estructura madre: Armani-Díaz-Pérez-De La Cruz-Álvarez. Además, Braian Romero, David Martínez, Jonatan Maidana y Matías Suárez continúan siendo bajas por lesión.


River puso un equipo alternativo en el primer partido de visitante con público: Bologna ocupó el arco; Casco, Peña, Pinola y Angileri conformaron una defensa que sigue sin poder conservar una estructura por razones externas; Zuculini tomó el puesto de mediocentro y delante suyo se colocaron Simón por derecha, Fernández por el centro y Palavecino entre la izquierda y la medular. Delante de ellos, Rollheiser flotando en los pasillos internos del costado derecho, y Girotti ocupando todo el frente de ataque.


El primer tiempo tuvo interesantes conexiones entre Milton Casco, Santiago Simón y Rollheiser. Enzo Fernández aparecía como un armador sin tanta influencia que recibía y pasaba. Por el costado izquierdo, Palavecino daba continuidad a la buena racha que viene teniendo, con actuaciones discretas que lo llenan de confianza para poder de una vez por todas darle al equipo lo mejor que tiene en los contextos necesarios, es decir, su brillante pie.


Federico Girotti dejó en el piso al arquero Facundo Altamirano con una magnífica pisada tras un rebote provocado por un buen remate de afuera de Agustín Palavecino. El juvenil de River remató al arco de puntín para que Gustavo Canto la metiera dentro del arco en un fallido despeje.


Girotti intervino con criterio y calidad en los ataques de la primera mitad, apareciendo por momentos en la banda izquierda para pivotearle a Angileri o Palavecino. Del otro lado de la cancha Santiago Simón era un buen vehículo de los avances millonarios, combinando con Rollheiser y profundizando con Milton Casco, que también continúa en un gran nivel. El lateral y el juvenil sostienen rendimientos que prácticamente los convierte en, por ahora, titulares indiscutidos. Se entienden, ambos tienen buen pie, combinan como si se conocieran de toda la vida y encima tienen a jugadores como Rollheiser, esta vez, y Julián Álvarez en otras ocasiones, que les sirven como punto para triangular.


River y Banfield se repartieron la pelota en la primera mitad. El Taladro no tuvo profundidad en el ataque pero le robó la pelota a los de Gallardo y forzó a faltas lejos del arco de Zuculini y Peña. La posesión del primer tiempo fue pareja: 56% para River, 44% para Banfield.


El partido cambió mucho en el segundo tiempo y Banfield tuvo más la pelota. River no terminaba de aprovechar algunas aproximaciones al arco, que por falta de presencia de un acompañante de Girotti terminaban siendo solucionados por el rival.


Así como el encuentro tuvo variaciones en los 90 minutos, se mantuvieron dos constantes: la solidez y templanza de Felipe Peña Biafore, que continúa siendo una herramienta confiable cuando River se queda sin zagueros por la Fecha FIFA; y, por otro lado, las recuperaciones de Enzo Fernández, que se mostró cómodo delante del 5, Zuculini.


El Taladro no tuvo ocasiones claras de gol que lo complicaran a River. Casco y Angileri lograron tapar los avances por las bandas, Peña despejó los centros de forma sostenida y corrigiendo los achiques imprecisos de Javier Pinola, posiblemente el punto más bajo del equipo en la cancha.

A los 63 minutos Jorge Carrascal reemplazó a Benjamín Rollheiser, que redondeó un partido correcto con buenas intervenciones para darle continuidad a los ataques y algunos envíos largos venenosos bien defendidos por la defensa rival. El colombiano, por su parte, tuvo algunas intervenciones que generaron peligro y logró algunas faltas cerca del área que le dieron a River la oportunidad de ampliar el marcador.


Pero el ingreso de Carrascal no logró impedir el avance de Banfield. El Taladro ganaba metros, complicaba con algunos centros que no llegaban a destino gracias a Peña, y esto encendió la alarma en el banco. A los 80 minutos ingresaron Leonardo Ponzio, José Paradela y Agustín Fontana por Enzo Fernández, Palavecino y Girotti.


Ponzio y Zuculini conformaron un eje conjunto, con ambos a la misma altura para poder despejar más adelante. Paradela se ubicó por izquierda, Simón se mantuvo por derecha y Carrascal aprovechó todo el ancho del frente de ataque. De esta manera, River tuvo algunas recuperaciones en la mitad que le permitieron avanzar y llegar al arco con dos remates de Carrascal y un tiro libre que Angileri impactó en la barrera.


River mantuvo la punta por lo menos por esta fecha, a la espera del duelo entre Talleres y Atlético Tucumán (lunes 21:15). Es un buen panorama para afrontar las próximas diez fechas, y pudo sortear obstáculos muy complicados que se le presentaron no solo en el semestre sino a lo largo de todo el año.


Es imposible obviar la virtud de Gallardo para sortear estas dificultades y poder llegar vivo a diez fechas del final, con la punta en la mano y cuatro puntos de ventaja con un partido más. El Muñeco logró que el envión anímico del Superclásico se trasladara a otros intérpretes, que además no venían teniendo continuidad. Logró que la estructura futbolística de los últimos partidos, sostenida en los interiores y sus combinaciones con atacantes y laterales, pudiera sostenerse pese a tener otros nombres.


River se fue del Florencio Sola con la punta, las tres unidades y la alegría de poder validar el triunfo de la semana pasada. Pero, además, una certeza futbolística: esa malaria de no poder concretar lo mucho que se generaba es cosa del pasado. Ahora es un equipo maduro, contundente, que funciona colectivamente y esto repercute, claro está, en buenos rendimientos individuales.

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