River viajó a Santiago del Estero para visitar a un Central Córdoba que aspiraba sumar para recomponerse en el Torneo 2021 de la Liga Profesional de Fútbol, donde acumulaba previo al partido apenas dos victorias en los últimos diez encuentros.
Se podría decir que el desarrollo del partido no fue favorable a River, que sufrió más de la cuenta en lo defensivo y no pudo imponer un juego fluido en el ataque. De todos modos, fue efectivo y se llevó una victoria importantísima que lo deposita en el segundo lugar de la tabla de posiciones, a dos puntos de Talleres con 12 partidos por delante.
Gallardo alineó a Franco Armani en el arco, Milton Casco, Robert Rojas, Paulo Díaz y Fabrizio Angileri en la defensa; Enzo Pérez, Santiago Simón, Nicolás De La Cruz y Jorge Carrascal en la mitad de la cancha; y a Benjamín Rollheiser y Julián Álvarez en la delantera.
La formación significaba la vuelta de Milton Casco al once inicial tras dos partidos en los que se ausentó por una lesión grado 1 en el isquiotibial izquierdo sufrida en un entrenamiento. Casco volvía a ubicarse en el lateral derecho desde el arranque luego de siete partidos.
Sergio “Huevo” Rondina dispuso a César Rigamonti, Gonzalo Bettini, Alejandro Maciel, Franco Sbuttoni, Jonathan Bay, Jesús Soraire, el capitán Cristian Vega, Juan Galeano, Alejandro Martínez, Leonardo Sequeira y Milton Giménez.
El primer tiempo Central Córdoba incomodó a la visita con la presión de Milton Giménez sobre Enzo Pérez y Paulo Díaz. Al no contar con Héctor David Martínez, la salida con pelota de River se redujo a esos dos intérpretes, dado que Robert Rojas no suele iniciar juego y, si da el primer pase, lo hace para descargar con su compañero chileno.
Esa presión del equipo de Rondina, sumada al buen trabajo de ocupación de espacios, le cortaba los caminos a River y lo forzaba a cometer errores. Gallardo configuró un mediocampo con futbolistas de buen pie. Enzo Pérez en la base, De La Cruz como interior izquierdo, Santiago Simón por derecha, y Carrascal y Rollheiser abiertos para dejar a Álvarez de punta. Pero ese mediocampo pocas veces hizo uso de las características de dichos futbolistas. Como nos tiene acostumbrados, River intentó un juego directo, en el que los interiores tuvieran el mínimo contacto posible con la pelota a la hora de pasarla hacia adelante, y realizando combinaciones por
dentro solamente en instancias primarias de la jugada.
Dicho esto, el equipo del Muñeco encontró reiteradas veces a futbolistas en posiciones favorables detrás de la línea defensiva de Central Córdoba y a espaldas de su lateral derecho. Así llegó la apertura del marcador: a los 32 minutos Julián Álvarez presionó en la salida del Ferroviario, robó la pelota y asistió a Jorge Carrascal, que con determinación marcó su tercer gol en los últimos cinco partidos.
Pocas veces los goles ilustran contextos, y esta vez no fue la excepción. Central Córdoba presionaba esa salida renga de River y lograba conectar algunos pases para amenazar con contraataques, los cuales no llegaron a buen puerto por controles defectuosos, imprecisiones en los pases y, por qué no decirlo, falta de jerarquía en su equipo.
River se fue al descanso con la ventaja pero con dudas futbolísticas. A lo largo del segundo tiempo no pudo contener los avances del rival por la falta de determinación de los centrales de adelantar líneas para anticipar -sabemos las dificultades que tiene Rojas al salir de su zona- y un sistema de recuperación que lleva varios partidos oxidado. Los ataques de Central Córdoba progresaban y el equipo santiagueño se encontró en posiciones favorables más de una vez.
Algunos recortes de Robert Rojas y Paulo Díaz alejaron el peligro, que minutos más tarde tuvo que ser controlado por Franco Armani. River dejaba progresar demasiado los avances rivales y esto lo comprometía. En el lado ofensivo, Rollheiser tuvo un partido impreciso y Carrascal por derecha tuvo complicaciones por encontrarse en un perfil que no lo favorecía. Julián Álvarez intervenía en las jugadas para agregarles veneno, pero en las contras al equipo en general le faltaba una cuota de creatividad para llegar en posición de gol.
Hasta que a los 62 minutos se aprovecharon los espacios que dejaba Central Córdoba. Carrascal inició una carrera de derecha a izquierda, se llevó puesta la pelota entre dos, quiso abrir con Simón, pero un rechazo débil de un rival cayó en el pie de un futbolista de actualidad próspera: Julián Álvarez remató en la medialuna y clavó un fierrazo que le dio a River una ventaja mayor.
El equipo parecía haber cerrado el partido con una contundencia que en alguna época de este año le faltó, pero el Ferroviario siguió atacando y logró un penal dudoso por una supuesta mano de Fabrizio Angileri. Leonardo Sequeira lo canjeó por un gol y el equipo de Rondina descontó para volver a estar en desventaja por la mínima.
El avance del equipo santiagueño fue advertido por Gallardo, que minutos antes del gol sacó a Simón para poner a Zuculini; y, minutos después del tanto de Sequeira, hizo ingresar a Agustín Palavecino por Jorge Carrascal, que no recibió amarilla y podrá jugar el próximo domingo en el Superclásico.
Central Córdoba forzó a Franco Armani a lucirse. Primero, con un cabezazo de Milton Giménez que controló en dos tiempos. Luego, tapando un mano a mano a Claudio Riaño, que llegó solo al área gracias a un exquisito pase de Lucas Melano.
River llegaba comprometido al final del partido. El rival era una amenaza constante y profundizaba exponencialmente sus ataques. Hasta que en el minuto 86 Agustín Palavecino se anotó su segunda asistencia en el club y con un pase magistral habilitó a Braian Romero, que controló la pelota y antes de rematar ya estaba festejando.
Los de Gallardo suman ocho partidos sin caídas. La última fue ante Atlético Mineiro en Copa Libertadores. Desde entonces, consiguió seis victorias y dos empates, que lo colocan en una posición de privilegio con la que llega al Superclásico: escolta del torneo, a dos puntos del primero Talleres.
En 2021, la efectividad y el buen juego en River parecen no maridar. Aparecieron por separado ambos y en distintos momentos. En el partido más importante del torneo, deberá apuntar a conseguir las dos juntas por primera vez en un tiempo. Este desafío va acompañado de otros dos: ganarle a Boca en el Monumental en el ámbito doméstico -lleva 11 años sin hacerlo- y derrotar al clásico rival este año, resultado que no logró en ninguno de los cuatro enfrentamientos de este año-.
¿La gente tiene con qué creer? Esta vez sí. Afortunadamente, le podrá demostrar al equipo esa confianza en el Monumental. Después de más de un año y medio, River jugará con su público.
La consigna es sencilla. Todos unidos, no nos quedemos.
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