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Foto del escritorFabian De Cesare

Los trapos sucios se lavan en casa


La Copa de la Liga Profesional, tuvo en su fecha de clásicos, un fiel reflejo de la actualidad del fútbol Argentino así como también del lamentable momento social que vive nuestro país.

Un torneo organizado a contramano de cualquier liga seria del mundo, partidos con fútbol de poco vuelo, hinchas indignados con entrenadores/dirigentes, y comportamientos inadecuados de protagonistas y espectadores en los estadios.

Ya nada sorprende y hasta vamos naturalizándolo de a poco.

En el Monumental hubo un partido de fútbol que no fue ajeno a esa cruel realidad y que amerita un análisis separado en dos aspectos:

En lo futbolístico, River propuso el juego que usualmente propone y que durante 50 minutos, facilitó que manejara el trámite generando 4 situaciones claras que no supo concretar, encontrándose con un Rossi inapelable. Durante este lapso de tiempo, Boca se limitó a intentar cortar los circuitos de juego con faltas (muchas no penalizadas por Herrera con tarjetas) y hacer que los minutos transcurran sin recibir el gol que en todo momento daba la sensación que estaba al caer.

A los 8 minutos del complemento, llegó el grueso error de Leandro Gonzalez Pirez, que omitiendo el principal mandamiento del manual básico del central, no reventó a la Belgrano Alta un balón que cubría de espaldas en dirección al arco con Villa presionando de cerca y que el Colombiano capitalizó en la red tras esa inocencia.

A partir de ahí fue otro partido. River buscando en forma desprolija (aunque mereciendo largamente el empate evitado varias veces nuevamente por Rossi), y Boca en su salsa, ganando en confianza para conseguir sostener como sea ese resultado sorpresivo para los propios xeneizes.

River fue fiel a sus formas, sin el brillo de otras jornadas, pero no tuvo capacidad de levantarse psicológicamente del error que llevó al rival a ponerse en ventaja. Confundió las formas y entró en permanentes imprecisiones que derivaron en una derrota inmerecida pero innegablemente auto-generada.

Marcelo Gallardo fue claro en sus declaraciones post partido. Destacó el dominio de River hasta el gol, lamentó el error en el gol del visitante, señaló que el triunfo fue demasiado premio para Boca, y pidió ¨serenidad¨ al periodista que le pidió públicamente la cabeza de Gonzalez Pirez, algo que naturalmente ningún buen líder haría.

El DT defendió a sus soldados y está muy bien que así sea. Los trapos sucios se lavan en casa, al igual que el rostro después de recibir un golpe.

En el país del lema ¨del éxtasis a la agonía¨, se festeja el convencimiento de que un traspié no implica un cambio de rumbo de un método que viene generando más satisfacciones que frustraciones hace varios años.


La otra parte a analizar es la de los graves incidentes que se sucedieron antes y durante el partido.

Ya es conocida la situación de gente que intenta ingresar sin entradas y a la fuerza en los estadios.

Es un deporte nacional en cualquier espectáculo popular. Sin embargo, mas grave aún ha sido el hecho de que algunos inadaptados (término generoso en este caso), hayan ingresado con pirotecnia de la peligrosa (léase bengalas náuticas), con intenciones de alcanzar a la tribuna de enfrente donde hoy casualmente no habitan visitantes, sino hinchas del mismo equipo. Leíste bien! En Argentina hace años que no hay visitantes en las tribunas, entonces a falta de hinchas contrarios, nos las rebuscamos para intentar lastimarnos entre propios por rivalidad entre facciones de la barra o lo que fuere.

Lo cierto es que lanzaron dos bengalas desde la Sívori Alta hacia la Centenario Alta que milagrosamente y porque el destino así lo quiso esta vez, no hubo que lamentar una tragedia. Tragedia que ya vivimos en otras canchas hace años atrás y que terminaron con hinchas inocentes muertos.

Los responsables en este caso seguramente ni siquiera vivían en aquella época, pero somos muchos los que tenemos muy claro de que se trató y no queremos que vuelva a suceder en ningún estadio de la República Argentina.

Inaceptable que esa clase de bárbaros, tengan acceso al lugar que sólo debe ser ocupado por la familia del fútbol. Los que estuvimos presentes anoche, sufrimos una súbita detención del corazón al ver pasar esos misiles de punta a punta sin dirección cierta. Y la pregunta obligada: Como ingresaron las bengalas al estadio si los cacheos previos son tan celosos para el hincha común?

Porque River es el único club que hace mas de 3 años no tiene barra oficial y no recibe ayuda del estado para erradicar a los violentos?

Estamos buscando un nuevo muerto en un futbol sin visitantes y que de seguir por este camino se deberá jugar también sin locales?


River emitió un comunicado, expresando que además de poner a disposición las filmaciones, aplicará duras sanciones para Socios y Somos River que quisieron ingresar sin TLM habilitado, e igual para quienes arrojaron objetos contra los jugadores de Boca y por supuesto quienes tiraron esas bengalas que ya deberían estar siendo identificados.

Ya no hay mas entradas en papel ni emitidas en plástico para el partido. El 97% de las localidades pasan por el sistema River Id para evitar la reventa y visitas inesperadas. Se entregan listados para aplicar derecho de admisión. Que más hay que hacer para que no haya riesgos ni sorpresas?


El nunca más, incluye la provocaciones de los jugadores de Boca haciendo gestos e insultando al público, incitando a la violencia que esta latente por sí misma y que sólo necesita de una chispa para explotar.

Todos debemos hacer mea culpa, y deben sancionarse a los responsables.

Se pagan millonarios operativos de seguridad y siguen sucediendo estas locuras.

Hoy hablamos sólo de una vergüenza pública, pero pudo haber sido una tarde-noche trágica. Solo faltó algo de puntería. Hay que pararlo en forma inmediata y el estado es un jugador principal para que esto ocurra.

Estos trapos sucios también se deben lavar en casa pero los culpables deben ser castigados por el club y por la justicia.

La falta de educación y convivencia es un cáncer que nos está aniquilando de a poco como sociedad en absolutamente todos los ámbitos, y por supuesto el futbol no es la excepción.

Ayer sucedió también en Rosario pero ningún club es ajeno. Mañana se repetirá en cualquier otro lado.

No esperemos que haya otro muerto.




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